Jarrón de asas horizontales
Ánfora del tipo T.-2.1.1.2.
Ponderal de bronce
Fragmento de boca de ánfora
A lo largo de la prehistoria, el Mediterráneo ha sido una importante vía de comunicación y comercio. Fue con la llegada de los fenicios que estas rutas de intercambio se evidenciaron claramente. Los fenicios no sólo trajeron mercancías, sino también conocimientos, nuevos productos y tecnología tanto para el mundo material como espiritual.
UN COMERCIO MUY DIVERSO
El comercio antiguo experimentó una notable diversificación debido a la creciente necesidad de una amplia gama de productos, especialmente impulsada por la demanda de bienes de consumo, sobre todo entre las élites. Se buscaban artículos de lujo como el marfil y la púrpura, así como materias primas específicas como la madera, y, de manera destacada, metales para usos cotidianos, intercambio y propósitos bélicos. Metales como el estaño, el cobre, el oro y la plata se volvieron cada vez más esenciales y solicitados.
Fenicia, ubicada estratégicamente, se convirtió en un centro crucial que abastecía esta creciente demanda de metales, productos de prestigio y lujo. Este desarrollo fomentó la creación de nuevas rutas comerciales hacia el oeste, consolidando aún más la posición fenicia como potencia comercial y marítima en la región.
SA CALETA, PUERTO COMERCIAL
Sa Caleta, como primera opción, pudo haber tenido cierta importancia como punto de escala, intermediario y conexión comercial entre diversas zonas de la Península Ibérica y otras áreas del Mediterráneo occidental y central. Destacando por estar situada en una península accesible con buen resguardo para embarcaciones, cercana a recursos vitales y condiciones naturales favorables para cierto desarrollo urbano.
En Sa Caleta, el comercio fue fundamental ya que se necesitaban adquirir diversos productos, incluyendo los recipientes cerámicos que contenían otras elaboraciones. La mayoría de estos recipientes cerámicos a torno procedían del sur peninsular, principalmente del área de Málaga. Por otro lado, la cerámica hecha a mano tenía diversas procedencias, incluyendo la costa del noreste peninsular, la del sudeste ibérico, el área malagueña y las Baleares.
Estos recipientes cerámicos seguramente contenían o acompañaban a los productos demandados y adquiridos por los habitantes de Sa Caleta, como productos agropecuarios o minerales. A cambio, Sa Caleta podría haber proporcionado sal, metales procesados, productos derivados de la pesca o tejidos.
Según Diodoro, Ibiza tendría viña y olivos; no sería, sin embargo, tan rica en grano, según nos dice Pomponio Mela (II 125-126), que reconoce su abundancia en otros productos. Según J. Ramón, los cultivos de Ibiza serían semejantes a los de los campos púnicos del norte de África, la col libia, ajos, lentejas y frutos como la granada (llamada «manzana púnica»), las peras y, sobre todo, los higos («los mejores y más grandes se encuentran en la isla de Ebuso» afirma Plinio, Hist. nat. XV 82).
Desde
Sa Caleta
sobre el comercio en la Prehistoria
Desde
Sa Caleta
sobre el comercio en la Prehistoria
Reconstrucción virtual de un hippos
Fragmento de una tableta circular
BirremE púnica
Mapa de las metrópolis y colonias fenicias
El Mediterráneo ha sido desde la antigüedad una importante vía de comunicación, transitada desde la prehistoria. Las rutas de navegación fenicias abarcaron todo el Mediterráneo, desde el Levante hasta el Atlántico, conectando diferentes regiones y civilizaciones y facilitando un extenso intercambio comercial y cultural.
MAESTRÍA EN LA NAVEGACIÓN
Los fenicios, siendo maestros del mar Mediterráneo, desarrollaron avanzadas técnicas de navegación que les permitieron no sólo impulsar la navegación como un medio de transporte eficiente, sino que también fortalecieron el comercio, facilitaron las comunicaciones y potenciaron sus capacidades militares, consolidando su dominio en el Mediterráneo y más allá.
Durante el día, se orientaban utilizando el sol como guía, mientras que por la noche confiaban en la estrella Hwab, conocida como «stella Phoenica», como su referencia en la oscuridad del océano. Con destreza en el manejo de las velas y un profundo conocimiento de las corrientes marinas, eran capaces de navegar largas distancias de manera eficiente. Esta habilidad les permitió establecer colonias y comerciar en todo el Mediterráneo y más allá. Además, implementaron sistemas de navegación astronómica, basados en avanzados conocimientos matemáticos y astronómicos, lo que les posibilitó trazar rutas precisas y anticipar las condiciones climáticas, asegurando una navegación segura y efectiva.
Esta maestría en el mar se vio respaldada por una serie de avances tecnológicos. Introdujeron métodos avanzados de sellado para las embarcaciones, asegurando mayor resistencia y durabilidad en las estructuras navales, esenciales para enfrentar las adversidades marítimas. Asimismo, desarrollaron una quilla definida que actuaba como columna vertebral de la nave, mejorando su estabilidad en el agua y permitiendo exploraciones más seguras hacia territorios distantes. Perfeccionaron los aparejos de las embarcaciones, optimizando el aprovechamiento de los vientos y mejorando la eficiencia en sus travesías.
IBIZA: EJE MARÍTIMO
Ibiza se destacó como un punto crucial en las antiguas rutas marítimas, facilitando el flujo comercial entre el Mediterráneo central y el occidente. El control de puertos como Sa Caleta proporcionaba a los fenicios oportunidades de abastecimiento y refugio, además de consolidar su papel como centro de distribución de productos y mercancías. Desde Ibiza, dirigían sus envíos hacia diversas regiones, convirtiéndola en un núcleo vital para el comercio fenicio en el Mediterráneo occidental.
“Hay una isla llamada Pitiusa, cuyo nombre se debe a la abundancia de pinos que crecen en ella. Está situada en alta mar y dista de las Columnas de Heracles tres días y tres noches de navegación, de Libia un día y una noche, y de Iberia un día; por su extensión es semejante a Corcira. La isla no es excesivamente fértil; tiene poca tierra cultivada plantada de viñas y olivos injertados en acebuches». De lo que se produce en ella, dicen que lo que se lleva la palma es la extrema suavidad de sus lanas. Alternan en la isla llanuras de notable extensión y colinas, y tiene una ciudad llamada. Éreso colonia de los cartagineses. Posee asimismo excelentes puertos; unas construcciones amuralladas de gran extensión y un importante número de casas bien construidas. La habitan bárbaros de diversas etnias, pero predominan los fenicios. La colonia fue fundada ciento sesenta años después de la fundación de Cartago” Diodoro de Sicilia, Libro V, 16.
Desde
Sa Caleta
sobre la navegación